Por Aurora Sancho.
Siempre dije que la familia Carlos Amiel Oliva, tenían dos propósitos en la vida, uno emigrar del país, dos el amor al dinero.
Ahí está me dieron la razón, vendieron el alma al Diablo para lograr sus objetivos.
Dudosamente como dice su acabado “Líder” José Daniel Ferrer, abandonaron el país el día 01 de abril de 2020, en un vuelo directo a Estados Unidos, en medio de una pandemia donde no hay viajes, todo está cerrado.
Opositores con trayectorias de pedir asilo político, no eran, puesto que son unos cobardes, que nunca han sufrido ni prisiones, ni represiones, he visto a Carlos Oliva temblar como una hoja ante la presencia de un oficial de la Policía Política. Conozco presos con vente años por problemas políticos y no lo han dejado salir del país, este es un caso parecido al de la familia Yriades Hernández que traicionan a su UNPACU y aceptan acuerdos con el G2 para lograr sus sueños. No les extrañe que vuelvan de turistas al año.
Nada mis amigos lectores lo que siempre digo, Ferrer tildó de agentes a los que no eran para quedarse con los verdaderos, por eso es que recoge frutos de este tipo.
Conozco muy de cerca al caso de Eroide Francisco Hechemendia, este si ha sido reprimido, perseguido y está siempre bajo vigilancia de la Policía política y por su accionar si merecía ser un refugiado político y sin embargo lo denegaron cuando presento su solicitud después de haber cumplido 20 años hasta el último día y sin beneficios de la dictadura.
La voz desde oriente 