Por Aurora Sancho.
Unos días antes de partir para los EEUU la familia Oliva, el agente 007 Ámel, fue a la prisión de Aguadores a despedirse y sabrá Dios a que más de su homologo José Daniel Ferrer.
No pasaron cuatro días y este último ya estaba en casa con cuatro años y medios domiciliarios, tal vez creen que ellos son los únicos que piensan, los Olivas se van porque se vendieron a la Policía Política, fueron a ser su trabajo y a vivir sus dulces sueños ya hechos realidad, a cambio de cualquier precio.
A Ferrer lo sacan de esta forma porque es el ideal para seguir desacreditando a la oposición en cuba, con su moral y sus principios por el subsuelo.
Ahora resulta que el Ámel quiere arreglar los problemas de cuba desde los Estados Unidos, y ¿Por qué no se quedó? Y lucho por la libertad de su patria, opinando que está bien o mal de la pandemia cuando viajo en medio de ella rompiendo todos los parámetros y de una forma muy dudosa.
Es fácil desde allá decir que va a luchar por la libertad de cuba, cuando aquí nunca hizo nada, solo fue un perfecto demagogo con su politiquería barata. Ahora viene haciendo videítos o conferencia ridícula e incoherente, cuando los dos deberían tener bien claro que la vida humana a nivel mundial está en peligro, por el Covid-19 que no es ni Comunista ni Capitalista y hay que preocuparse por eso, poniéndose del lado del pueblo, porque pienso que a ellos nos debemos y no precisamente sirviendo de mal ejemplo y contribuyendo a la propagación de la pandemia; e inclusive buscando con su actuar irresponsable que la dictadura revoque el beneficio que le fue dado con el cambio de medida cuestionable aprobado como sentencia por el tribunal castrocanelista.
De todas formas para todos los vecinos de Altamira Ferrer es un Sapo y el Ámel un agente 007.