Por Aurora Sancho.
Al principio del triunfo de la Revolución, si se le puede llamar así, a la Dictadura se le ocurre apropiarse de todos los establecimientos, empresas, fábricas etc. privadas, para “dárselas” al pueblo, es decir ya no es un dueño se convierten en directores o en administradores, son cubanos que trabajan por un salario, por lo menos es lo que aparentan.
Que sucede con esto; conozco administradores de carnicerías y bodegas que tienen 15 y hasta 20 años dirigiendo en los mismos establecimientos, ¿Quién les dice que no son los dueños?, la diferencia es que cuando usted va a comprar es mal tratado y tienes que estar muy pendiente porque siempre la pesa va a favor de ellos, con un poco de suerte te haces su amigo y logras que te vendan a precios más elevado lo que tú quieres comprar a parte de lo que está establecido.
Al estar una vida entera en un mismo lugar, hacen relaciones con los revendedores y entran en negocios que le permiten llevar una vida por encima del salario que devengan, porque no es el verdadero dueño y lo único que le importa es vivir mientras pueda. Así funciona este sistema sin pies ni cabeza, por eso la economía no da la cuenta.
Ahora me pregunto, porque dejar tantos año a un dueño que no lo es en el mismo lugar, en ocasiones le llega la edad de la jubilación pero siguen trabajando aunque se mueran detrás del mostrador o del buro; ¡Pero son los primero en adorar este sistema! Y por demás los opositores sus enemigos.
Mis amigos lectores con administradores o directores “Dueños” como estos, a veces resolvemos problemas y otras hacemos mala sangre, pero estos son gajes de la Dictadura.
La voz desde oriente 